El 15 de octubre de 2016, para festejar el Mes de la Hispanidad en Nueva Jersey, la directora artística y mezzosoprano mexicana Guadalupe Peraza —acompañado de un talentoso equipo de diversas latitudes— presentó Mexamorphosis, una celebración multidisciplinaria y pluricultural, con ensamblaje de ópera, barroco renacentista y son jarocho.
En esta puesta musical, las distintas manifestaciones artísticas se encuentran, se complementan y dialogan desde la raíz a través de los siglos. Al compás de instrumentos y voces que sueñan —sí, con “ñ”— con el ensamblaje más allá de los tiempos, de las diferencias geográficas, religiosas y políticas; se descubre la armonía gracias a las variaciones para dar paso a la convergencia, a las tradiciones: de la ópera y música barroca al son jarocho; de la danza tradicional a a acrobacia aérea; del lamento y desesperanza a la verbena y alegría.
Este espectáculo arriesgado, extravagante y único, que tiende puentes entre los orígenes y las tradiciones para dar muestra de la convivencia cultural, busca romper estereotipos que distancian al público de la música culta, encasillando géneros para delimitados espectadores y espacios; también invita al exaltamiento de las tradiciones mexicanas, al presentar con la misma importancia a los del son jarocho que a los ejecutantes de música barroca de conservatorio.
Entrevistamos a Guadalupe Peraza, directora artística y musical de Mexamorphosis, para preguntarle sobre el proyecto, y el papel que la música juega como elemento vinculante en la situación actual que se vive en Estados Unidos con la llegada de Donald Trump al poder. Para Guadalupe Peraza Mexamorphosis es un acto de resistencia, en el que se busca “obviar las raíces para espejearnos a través de la música, para darnos cuenta que es mucho más cercana la relación de lo que parece”.
Considera que es necesario romper moldes, cambiar patrones.
“Siempre ha sido el objetivo despertar conciencia, fomentar la igualdad y la unidad a través de la difusión de la cultura de nuestros pueblos, para contrastarla con la visión estereotipada que tienen de los mismos. Romper estereotipos, manifestarnos como seres de talento y creatividad, tanto como seres trabajadores. Un estereotipo ya es una frontera, los languages y el arte rompen esas fronteras”.
Egresada de la Escuela Nacional de Música de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Guadalupe decidió mudarse a Nueva York hace once años. ¿Qué fue lo que te motivó a cambiar tu residencia?
Elegí Nueva York por crecimiento profesional, el hecho de tener al alcance una comunidad sumamente extensa de genios de la música (principalmente), mucho de los cuales viven aquí, otros que tarde o temprano pasan por aquí, y otros que tienen Nueva York como una de sus sedes, me permiten acercarme y tomar clases con ellos. Otra de las razones que me atrajeron fueron los espacios multiculturales que aquí existen, la posibilidad de relacionarme con distintas comunidades de muchas partes del mundo. Me interesa la cultura universal y la música como idioma universal.
Nueva York es la capital del mundo, metrópoli de las vanguardias y punto de reunión entre muchos creadores, artistas y empresarios que han impulsado obras majestuosas a partir de la diversidad. La ciudad de los rascacielos ha logrado erigirse como emblema de la diversidad cultural, en ella se hablan más de 170 idiomas. Pero ahora, las políticas discriminatorias, racistas y xenófobas del actual presidente de Estados Unidos parecen un atentado a la multiplicidad. Así lo considera Peraza:
“La llegada de Trump es una amenaza en muchos niveles; es una amenaza psicológica, una amenaza a los derechos humanos, por las propuestas tan aberrantes; es un reflejo de la desesperación y la ignorancia de mucha gente. La desesperación puede llevarlos a la ruina de su propio país. Por medio de esa guerra que le está declarando al mundo se está jodiendo al mundo. El racismo es algo que he vivido constantemente, pero validarlo desde la presidencia es legitimarlo. Ante los ataques, ante las difamaciones, lo que busco es reconocer el contraste como un acto de resistencia. Mi forma de lucha y de actuar consiste en irse por una vía no violenta, por medio de la educación, de las artes, de las relaciones humanas, de las experiencias, de la interacción. Entre más culturas se junten, entre más disciplinas se unan a este proyecto, más se cumplirá este objetivo: unirnos para crear algo todavía más poderoso entre todos. Lo fascinante del idioma musical es que funcione para cualquier ciudadano”.
Por último, Mexamorphosis es una festividad multicultural que exalta las tradiciones en un espacio de encuentro, donde los puentes se tienden del barroco —con piezas de Monteverdi, Handel— a la polifonía náhuatl. Xicochi Conetzintle, de Gaspar Fernandes; de las óperas cómicas de Rossini a la melancolía de John Dowland. Además, establece lazos para bailar y regocijarse con las tradiciones mexicanas, como el son de Veracruz. Cuéntanos más sobre este proyecto.
“Para la realización fue indispensable el apoyo de mucha gente que contribuyó de diversas maneras, incluyendo contribuciones económicas desde México, Europa y Estados Unidos. Es un tiempo sólido y tangible de solidaridad global por medio de las artes, incluyendo música universal de varios periodos históricos y particularmente música mexicana como el son jarocho. Mexamorphosis dio sus primeras presentaciones en 2016, en colaboración con un equipo gigante de talentos impresionantes que contribuyeron en la coordinación desde puntos lejanos del mundo.
Inglaterra, Suiza, Argentina; en México, desde Yucatán, Ciudad de México, Nayarit, Veracruz, entre otros. Así, pudimos organizarnos para presentar un elenco creativo soñado, con intérpretes de Son Jarocho, grandes de la música antigua y cantantes fabulosos. También contamos con la participación de Emma Sofía Peraza, en danza aérea; Ciro del Barco en proyecciones visuales y cocreación artística del proyecto; Julián Messi en la dirección escénica; Jesús Peraza y Chris Semmens en diseño; y Laura Pennisi en vestuario. Además, muchos otros que nos ayudaron en Nueva York y Nueva Jersey, como el comisionado Lucio Fernández en Unión City, con los espacios y la difusión. En fin, no terminaría de nombrar al equipo y no podría esperar lo conmovedor que ha sido contar con este apoyo que llegó tan lejos y llevó a concretar un reto muy difícil y también muy deseado.
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